Los españoles y la infidelidad
por Ana Alejandre
España ha sido
tradicionalmente y hasta hace unas décadas un país marcado profundamente por la
religión católica y ello ha motivado que en el aspecto sexual, aunque la
infidelidad siempre ha existido como en cualquier otra parte del mundo, era
tabú hablar sobre dicho tema públicamente, en cuanto a los hombres se refiere;
y, en cuanto a las mujeres, en su amplia mayoría, por la educación represiva
recibida y el rechazo social hacia el adulterio femenino que llegó a estar
penado con seis años de cárcel, sólo para ellas, en la España franquista, era
minoritario, casi inexistente, el número de adulterios cometidos por las mujeres que
siempre temían las graves consecuencias tanto personales, familiares, como
legales que dicha práctica les podría acarrear, por lo que era un terreno sólo
abonado para los hombres, siempre que lo hicieran con la discreción e
hipocresía que marcaban los usos sociales de la época.
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Imagen simbólica de la infidelidad |
Sin embargo, a raíz de la llegada de
la democracia y el cambio producido en
los hábitos y costumbres españoles, con la desacralización de la sociedad
española y el alejamiento de las prácticas religiosas, se ha producido un
cambio evidente en las costumbres tanto de hombres como de mujeres: en los
primeros se traduce en un menor temor a exponer sus deseos y costumbres
sexuales y una mayor temeridad en ese aspecto; pero sobre todo el cambio se ha
producido para las últimas, que se han visto libres de los prejuicios
atávicos que las sujetaban a unos cánones de conducta moral estrictos y
represivos, a una mayor apertura y libertad, a lo que ha coadyuvado los
controles de natalidad eficientes y numerosos, lo que se ha manifestado en una
libertad sexual sin precedentes para las mujeres en especial -ya que los
hombres siempre estuvieron libres en ese aspecto si procedían con cierta
cautela y de forma no escandalosa-, que las ha situado en la cabeza de los
países en cuanto a mujeres inscritas en las webs que ofrecen contactos
esporádicos para casados/as, con un porcentaje superior de un 5% más que en
cualquier otra parte del mundo. Es decir, mujeres que buscan contactos
esporádicos de tipo sexual, pero admitiendo estar comprometidas o casadas y no
querer ningún tipo de relación más allá del puramente sexual porque desean
mantener su relación de pareja.
Este cambio drástico de la
mentalidad y conducta sexual de la española en la actualidad, lo pone de
manifiesto y con cifras que no admiten contradicción alguna, la empresa de
contactos on line Ashley Madison, que con un año de actividad en España cuenta
con más de 630.000 abonados, aunque sólo esperaban 250.000, pero se ha visto
desbordada en sus expectativas, además de que lo que más ha sorprendido a esta
empresa ha sido el hecho de que de esos 630.000 abonados españoles, el 40% son
mujeres, es decir, unas 252.000 féminas que buscan aventuras sexuales con total
discreción a través de esta empresa, cifra a la que habría que sumar la que
puedan ofrecer otras empresas similares que funcionan en la red.
En 2011, el país con mayor
número de abonados era Australia, en relación con la empresa antes mencionada,
pero ahora España es el país que ha dado una mayor tasa de clientes, casi
parejo en cuanto a sexos, situando a nuestro país en en el número uno de la escala, por el tener el mayor número de abonados fuera de América,
según ha comentado Noel Biderman, fundador de Ashleymadison.com, en
declaraciones hecha al periódico El Mundo a su paso por España.
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Noel Biderman, fundador de Ashley Madison |
Afirma categóricamente Biderman, en
dicha entrevista, que "La infidelidad es un negocio a prueba de
recesión, como los casinos o el alcohol", y continua: “En tiempos
difíciles, la gente necesita ser feliz" y prosigue: "Unos apuestan,
otros beben, y hay quien quiere dormir con otras personas. Si llegas a casa y
tu pareja te grita que no has pagado las cuentas, das la vuelta y vas por un
trago. Quizá alguien te invita a su casa para pasar un buen rato. La
gente no quiere divorciarse, porque ama a su familia o porque no tiene
dinero para ello". Esta empresa pretende hacer una multinacional de la
infidelidad tanto en el viejo como en el nuevo continente y, en cuanto a Europa
ya existen filiales en Italia, Alemania, Reino Unido, Suiza, Suecia y
Austria. Francia y Portugal lo que suma más de 14.000.000 millones de clientes
en todo el mundo.
Y como colofón advierte: "Un affaire
significa dos cosas: conocer a
alguien y que no te descubran. Para lo último, Facebook es el peor lugar que
puedes escoger".
Naturalmente, alguien que vive de la
infidelidad y maneja tales cifras millonarias de usuarios, sabe bien en qué
país hay más demanda de tales encuentros clandestinos. En lo que se refiere a
España, demuestra que, a pesar de todos los pronósticos, el número de clientes
ha sido mucho mayor de lo esperado y, sobre todo, en cuanto a las mujeres se
refiere, a pesar de la fama de las españolas de ser mujeres tradicionalmente
fieles.
Estos datos son solo la punta del
iceberg. No se puede olvidar que quienes buscan una aventura no sólo lo hacen a
través de la red, sino en otros muchos lugares y de otras maneras incluso más
tradicionales, lo que haría esta cifra mucha mayor si se pudiera tener acceso a
ellas.
La infidelidad, por su propia naturaleza,
siempre es clandestina y secreta y nadie que es infiel lo va diciendo a voces,
sea hombre o mujer, pero sobre todo en el caso de ellas, aún utilizan más la
discreción que ellos, por lo que es más difícil saber y cuantificar el
verdadero número de mujeres que en nuestro país busca una aventura sexual al
margen de la pareja y sin desear perder a ésta y a la familia creada.
España es un país de contrastes y en
este asunto no podía ser diferente, pues de ser una país católico y de
costumbres puritanas como fue hasta la llegada de la democracia con la apertura
de costumbres que ésta trajo, se ha pasado a ser el país que numéricamente da
el mayor índice de infieles, tanto masculinos como femeninos, poniéndonos a la
cabeza de tan curioso ránking.
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Internet una vía más para la infedilidad |
Naturalmente, la naturaleza de los
españoles no ha cambiado, sino las posibilidades que ofrece actualmente la
sociedad y la propia tecnología para dar rienda suelta a los deseos pujantes
que subyacen en toda persona y que, sólo cuando se ven libres de los corsés
sociales que los constreñían, salen a flote con la fuerza de todo instinto
primario sofocado durante generaciones y busca, por ello, su propia realización
sin cortapisas, sin ataduras y sin más frenos que pone la propia pasión, el
deseo sexual y algo tan innato en el ser humano como es la búsqueda de
aventuras y de cambio que ayuden a soportar la rutina, el tedio de la vida
cotidiana y diluya la pátina del aburrimiento que toda vida, sola o en pareja,
ofrece; porque sólo en lo desconocido, en lo que está lejos, o aún por
descubrir, se encuentra esa chispa que alienta la imaginación, la nutre y le
ayuda a ser “otro” mientras se sigue siendo el mismo en la vida real, ésa que
tanto importa y a la que no se quiere
perder ni cambiar por ninguna aventura por excitante que sea, porque aquélla es
la verdadera, la auténtica, y esta otra, sólo es la aventura vivida en secreto, un balón de oxígeno que ayuda a respirar un poco mejor, a veces; aunque, en
ocasiones, puede llegar a asfixiar a quien lo utiliza cuando no tiene demasiado
cuidado y puede perecer en el intento.
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